Los refuerzos ocurren en todo momento
en el día a día, con frecuencia por casualidad. Los biólogos, trabajando con
aves de presa, han observado que si una de éstas caza un ratón bajo unos
determinados arbustos volverá a inspeccionar ese lugar todos los días durante
una semana por lo menos o incluso más.
Igualmente, si encuentras una máquina
de refrescos que un día tiene olvidado el cambio en la rejilla de devoluciones,
te reto a que la próxima vez que pases delante de ésta no te pares a
inspeccionarla de nuevo.
En el mundo animal salvaje puede
resultar beneficioso a veces, pero también pueden producirse asociaciones
accidentales que pueden tener un gran efecto en el cambio conductual del
sujeto.
Cuando
la acción no está relacionada de hecho con las consecuencias pero el sujeto
continúa mostrando el comportamiento como si fuese necesario para obtener el
reforzamiento, hablamos de conducta
supersticiosa.
Los comportamientos supersticiosos los
realizamos a diario en nuestra rutina habitual. Vestimos una prenda en
particular o realizamos un ritual antes de ejecutar una tarea. Esto se puede
observar también en deportistas, se tocan la gorra antes de lanzar, dan tres
botes solo a la pelota… Algunas de estas pueden ser muy elaboradas, y al final
se pueden hacer indetectables.
La conducta supersticiosa aparece
habitualmente en el adiestramiento. El animal puede estar respondiendo ante un
criterio que tú no tenías intención de establecer pero que fue reforzado
accidentalmente en varias ocasiones hasta llegar a estar condicionado.
Por ejemplo, perros que se sientan en
un lugar determinado o mirando hacia un lado en concreto para ganar el
reforzamiento. Es aconsejable por esto,
la introducción de variables en todos los elementos que son vitales para ti,
reduciendo así los condicionamientos accidentales.
El condicionamiento accidental puede
surgir en una gran variabilidad de situaciones. Una de estas, e importante, es el
establecimiento de secuencias de tiempo. Todos los animales, como las
personas, tienen un sentido muy desarrollado de los intervalos de tiempo. En un
experimento con marsopas se descubrió que , tras enseñar a estas a saltar a la
orden, por un error del entrenador en la variabilidad del tiempo entre saltos,
las marsopas había aprendido accidentalmente a saltar cada 29 segundos en vez
de a la orden.
Los adiestradores, a veces, también
estamos llenos de conductas supersticiosas. Hay gente que cree que los delfines
prefieren a la gente que va vestida de blanco, que a los osos no les gustan las
mujeres, que las hembras de perro son mas guardianas…
De igual forma esto se extrapola al
mundo de la educación. Maestros que creen que si gritan a sus alumnos los
primeros días de clase serán respetados el resto del curso. Adiestradores que creen que pegando a su
perro éste le respetará cuando esté comiendo.
Esto
ocurre en una cantidad de campos: educación, política, ejército (y lo he vivido
en primera persona), sanidad… Resulta alarmante la cantidad de cosas que se
realizan no porque sean beneficiosas sino porque simplemente porque es la forma
en que siempre se ha hecho o porque todo el mundo lo hace en la actualidad.
El adiestramiento tradicional está
repleto de conductas supersticiosas difíciles de cambiar. A menudo no basta
con señalar la inutilidad de la misma; aquellas que están fuertemente
condicionadas pueden ser defendidas con fuerza.
Trata de convencer a un adiestrador
tradicional de que no utilice según que método dañino, ¡si a él siempre le ha
funcionado!
Eliminar tus propias conductas
supersticiosas quizás sea tarea más difícil que quitar las de tu perro.
Deberíamos tratar de analizar minuciosamente cada cosa que hacemos, y tratar de
valorar más lo que tenemos. Todo esto lo digo por experiencia, que a cada
exposición de belleza que iba con mis perros llevaba mis calzoncillos de la
suerte. Sólo basto que ganara un par de veces coincidiendo que no los llevaba
para condicionarme plenamente. Cuando ya estaban hechos polvo, con la goma dada
y con mas marcas que un trapo de cocina, ¡pensé hasta en hacer un recorte de
ellos y llevarlo tipo amuleto! Menos mal que los tiré, obligado por mi mujer… Y
realmente después las cosas no me han ido del todo mal.
Vicente Campos. Legend of Stubby
Vicente Campos. Legend of Stubby
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